"Se abrió paso entre ellos"
Lecturas: Jeremías 1, 4-5.17-19; Salmo 70; Corintios 12,31-13,13;
Evangelio según San Lucas 4, 21-30
El Evangelio de hoy, es continuación del que nos presentó la liturgia el domingo pasado. Hoy contemplamos a Jesús en su programa de vida: "Seguir anunciando la Buena Noticia". Pero, como hemos observado, no es nada fácil anunciar el Evangelio. Jesús tuvo que enfrentarse a las críticas de sus contemporáneos: "¿No es éste el hijo de José?, el hijo del carpintero". Sus coterráneos esperaban un Mesías impetuoso, un líder que viniera a vengarlos al estilo humano, no esperaban uno al estilo de Dios: pacífico, lleno de amor y compasión, que sanara enfermos, perdonara pecados...
El Maestro bueno nos enseña a anunciar el Evangelio de la Vida a todos, sin distinción, aún contra corriente. Un cristiano convencido del Evangelio, consciente de que Dios le ha llamado para ser su testigo debe estar preparado para los embates que se encontrará en el camino: incomprensiones, persecución, calumnias, entre otras. Pero ese convencimiento es la garantía de que Dios está junto a nosotros, es Él quien nos ha llamado. El Libro del Profeta Jeremías nos describe bellamente este llamado del Señor: "Antes de formarte en el vientre te escogí,; antes que salieras del seno materno te consagré: te nombré profeta de las naciones". Estamos incluidos en el Plan de Jesús, en el programa de Vida del Maestro que vino a "predicar la Buena noticia a los pobres, la libertad a los cautivos y a proclamar el año de gracia"...
Todos estamos llamados por Dios para colaborar con el Anuncio del Evangelio, encontraremos, como hemos dicho, situaciones difíciles y obstáculos en esta aventura. Pero contamos con la ayuda y la gracia del Señor. El Señor nos dice hoy a través de Jeremías: "Cíñete los lomos, ponte en pie y diles que yo te mando. no les tengas miedo... yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce... Lucharán contra ti, pero no te podrán porque yo estoy contigo para librarte". ¡Qué grande es Dios para con nosotros! Él sabe que somos frágiles, que a veces tendemos a "tirar la toalla", por eso nos anima y nos invita no tener miedo. Por eso, ¡ánimo, no tengamos miedo de mostrar y hablar de Cristo a todos!
Queridos amigos, nosotros los cristianos, sacerdotes y laicos encontraremos como Jesús resistencia al Evangelio, la gente nos conoce, saben nuestras miserias, saben nuestros pecados, también nos querrán despeñar, pero "debemos abrirnos paso" como lo hizo Jesús, ¿cómo?, a través del Amor. Amando se vencen los obstáculos y los peligros, se sufre ciertamente pero con la consciencia de que se ama. San Pablo nos dice hoy que el amor es el sustento de todo: "Si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Si no tengo amor, no soy nada". Anunciemos, sin desfallecer, pero amemos también, sin escatimar esfuerzos, al final la recompensa será grande y digamos como el salmista: "Mi boca contará tu auxilio, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas".
P.D. Por favor reza mucho por mi. Pídele al Señor que me ayude a ser un sacerdote santo. Yo rezaré siempre por ti.
Pbro. Yhoan Horacio Márquez Rosario - Sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal - Venezuela.