¡Volvieron
llenos de gozo!
Lecturas:
Isaías 66,10-14; Salmo 65; Gálatas 6,14-18
Evangelio
según San Lucas 10,1-12.17-20
Hoy
la Palabra de Dios nos pone de relieve el momento en el que Jesús envía a
setenta y dos discípulos suyos a anunciar la Buena Noticia: “¡Vayan! Yo los envío como ovejas en medio de
lobos”. ¿Cómo anunciar algo bueno, gozoso, en medio de tanta maldad? ¿Cómo
hacerlo sin dinero, sin alforja, sin nada para el camino y, para colmo, “regresar gozosos”? La clave está en la
confianza que debemos tener en el Señor, aun cuando sabemos que vamos a
enfrentarnos a muchas vicisitudes.
El
Evangelio relata que, después del envío, los discípulos “volvieron llenos de gozo”. Se habían enfrentado a situaciones
adversas, habían peleado cara a cara con el diablo, ¡cuánta necesidad habrían
pasado! Pero nada de eso les robó la alegría. Quien confía plenamente en Jesús,
aunque tenga que llevar a cuestas una cruz pesada, no se dejará vencer, podrá
sentirse alegre y sabrá transmitir esa alegría. La alegría del cristiano
siempre vence a Satanás. La alegría del Evangelio en invencible y produce en
nosotros frutos de salvación: “…sus
nombres están escritos en el cielo”.
San
Pablo es capaz de experimentar el gozo en medio de las situaciones adversas: “Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro
Señor Jesucristo…”. ¿Alegrarse cargando una cruz? Pero si la cruz
representa fatiga, peso, necesidad, frustración… Muchos dirán: “no entiendo”.
No hay que entender tanto, hay que confiar, creer, salir; el Maestro Bueno dice
hoy: “¡Vayan!”. Cuando demos el paso
nos daremos cuenta. Hay que ser portadores de gozo, anunciar al mundo la
alegría de Cristo. El Papa Francisco nos ha dejado un bello documento: “Evangelii
gaudium”, valdría la pena releerlo.
Un
verdadero discípulo de Jesús debe saber que anunciar el Evangelio implica
asumir retos y enfrentarse a obstáculos, eso no le debe detener. Vivir el
Evangelio nos ayuda a ser personas alegres, que saben buscar el lado bueno a la
vida. Un cristiano alegre dice: “no importa, la estoy pasando mal, pero es el
Señor quien me eligió, él me ayudará”. No hemos de creer en “cristianos
amargados”, los “cara de cañón” solo disparan perdigones hirientes, los
cristianos que viven en gozo, dan testimonio de lo que nos presenta el
salmista: “Aclaman al Señor… cantan
gloria a su nombre… ven las obras del Señor y las cosas admirables que hace…”.
Isaías
nos dice: “¡Alégrense con Jerusalén y
regocíjense a causa de ella, todos los que la aman! ¡Compartan su mismo gozo
los que estaban de duelo por ella…!” Alegría luego del duelo, sí; siempre
decimos: “después de la tempestad viene la calma”. Debemos ser discípulos
alegres, no cabizbajos ni obstinados. Hemos pasado momentos difíciles pero
también nos dice el profeta: “se llenarán
de gozo, y sus huesos florecerán como la hierba”.
Nada
en el mundo, ninguna persona, ideología o dificultad podrá echar por tierra el
gozo de servir a Jesús.
Pbro.
Yhoan Horacio Márquez Rosario – Sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal –
Venezuela.