“Velen
y estén preparados”
Lecturas:
Isaías 2,1-5; Salmo 121; Romanos 13,11-14
Evangelio
según San Mateo 24,37-44
Iniciamos
el Adviento, tiempo litúrgico que nos invita a colocarnos en actitud de espera
y preparación para el advenimiento=venida de nuestro Salvador Jesucristo. El
Evangelio de hoy enfatiza dos actitudes que deben estar presentes en nuestros corazones:
“Velar”, es decir, “esperar, aguardar” y “Preparar, disponer” para no quedar
desprevenidos ante un acontecimiento que es evidente y sucederá: “Velen, pues, y estén preparados, porque no
saben qué día va a venir su Señor”.
“Velen”,
es la primera recomendación que nos da el Maestro Bueno. El Señor quiere que
estemos prevenidos, no quiere que su venida nos tome por sorpresa. A veces los
cristianos vivimos sumidos en la distracción y la mundanidad, en términos
generales, nos descuidamos. Jesús, refiriéndose al libro del Génesis nos habla
lo sucedido en los tiempos de Noé: “Antes
del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró
en el Arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos”.
A este respecto nos advierte San Pablo: “Tomen
en cuenta el tiempo en que vivimos. Ya es hora de que se despierten del sueño,
porque ahora nuestra salvación está más cerca…”.
Hay
que despertarse, el pecado nos adormece y el diablo es astuto para hacernos
caer en la mediocridad. Por no estar vigilantes, muchas veces nos equivocamos y
dejamos que Satanás nos robe la Gracia: “Tengan
por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón,
estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa”.
Velemos, ¡Satanás es un ladrón, no da tregua, “es pervertido y pervertidor” nos advirtió el Beato Pablo VI.
“Estén
Preparados”, es la segunda recomendación del Señor. Todo aquel que permanece en
actitud de espera, debe disponerse, prepararse para que su vida resplandezca
ante la llegada de Jesús. “Vayamos con
alegría al encuentro del Señor” es la invitación del Salmo responsorial. La
alegría es la mejor actitud para el encuentro con el Señor. Debemos desterrar
la tristeza y el odio de nuestros corazones, esto nos ayudará a vivir de modo
transparente porque hay actitudes que nos alejan de Dios.
San
Pablo nos da algunas recomendaciones para prepararnos: “Comportémonos honestamente… Nada de comilonas ni borracheras, nada de
lujurias ni desenfrenos, nada de pleitos ni envidias”. Todos estamos
llamados a vivir una vida auténtica, llena de luz: “Caminemos a la luz del Señor”, nos dirá Isaías. Vivir en la luz
implica asumir el traje de Cristo: “Revístanse
de nuestro Señor Jesucristo…”, es decir, pongámonos el traje de la Gracia,
de la Verdad, del Perdón, de la Misericordia… este tiempo de adviento es el
comienzo para vivir atentamente, con autenticidad y bien dispuestos para
recibir en el corazón a Jesús, nuestro Salvador, no olvidemos: “Velen… estén preparados, porque a la hora
que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.
Padre
Yhoan Horacio Márquez Rosario – Sacerdote Diocesano.
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