lunes, 21 de noviembre de 2016

Reflexión para el I Domingo del Tiempo de Adviento - Ciclo A

“Velen y estén preparados”
Lecturas: Isaías 2,1-5; Salmo 121; Romanos 13,11-14
Evangelio según San Mateo 24,37-44



Iniciamos el Adviento, tiempo litúrgico que nos invita a colocarnos en actitud de espera y preparación para el advenimiento=venida de nuestro Salvador Jesucristo. El Evangelio de hoy enfatiza dos actitudes que deben estar presentes en nuestros corazones: “Velar”, es decir, “esperar, aguardar” y “Preparar, disponer” para no quedar desprevenidos ante un acontecimiento que es evidente y sucederá: “Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor”.

“Velen”, es la primera recomendación que nos da el Maestro Bueno. El Señor quiere que estemos prevenidos, no quiere que su venida nos tome por sorpresa. A veces los cristianos vivimos sumidos en la distracción y la mundanidad, en términos generales, nos descuidamos. Jesús, refiriéndose al libro del Génesis nos habla lo sucedido en los tiempos de Noé: “Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el Arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos”. A este respecto nos advierte San Pablo: “Tomen en cuenta el tiempo en que vivimos. Ya es hora de que se despierten del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca…”.

Hay que despertarse, el pecado nos adormece y el diablo es astuto para hacernos caer en la mediocridad. Por no estar vigilantes, muchas veces nos equivocamos y dejamos que Satanás nos robe la Gracia: “Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa”. Velemos, ¡Satanás es un ladrón, no da tregua, “es pervertido y pervertidor” nos advirtió el Beato Pablo VI.

“Estén Preparados”, es la segunda recomendación del Señor. Todo aquel que permanece en actitud de espera, debe disponerse, prepararse para que su vida resplandezca ante la llegada de Jesús. “Vayamos con alegría al encuentro del Señor” es la invitación del Salmo responsorial. La alegría es la mejor actitud para el encuentro con el Señor. Debemos desterrar la tristeza y el odio de nuestros corazones, esto nos ayudará a vivir de modo transparente porque hay actitudes que nos alejan de Dios.

San Pablo nos da algunas recomendaciones para prepararnos: “Comportémonos honestamente… Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujurias ni desenfrenos, nada de pleitos ni envidias”. Todos estamos llamados a vivir una vida auténtica, llena de luz: “Caminemos a la luz del Señor”, nos dirá Isaías. Vivir en la luz implica asumir el traje de Cristo: “Revístanse de nuestro Señor Jesucristo…”, es decir, pongámonos el traje de la Gracia, de la Verdad, del Perdón, de la Misericordia… este tiempo de adviento es el comienzo para vivir atentamente, con autenticidad y bien dispuestos para recibir en el corazón a Jesús, nuestro Salvador, no olvidemos: “Velen… estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.


Padre Yhoan Horacio Márquez Rosario – Sacerdote Diocesano.

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