viernes, 15 de abril de 2016

Reflexión para el IV Domingo de Pascua - Día del Buen Pastor

¡Buen Pastor, buena oveja!


Lecturas: Hechos de los Apóstoles 13,14.43-52; Salmo 99; Apocalipsis 7,9.14b-17; Evangelio según San Juan 10, 27-30

El IV Domingo de Pascua la Iglesia celebra el “Día del Buen Pastor”. En la Sagrada Escritura, la figura del Pastor tiene un gran significado. En el salmo 94, por ejemplo, el Pueblo de Israel se considera a sí mismo el rebaño del Señor: “…él es nuestro Dios y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía”. Así pues, Jesús, es para la Iglesia el Pastor por excelencia, él es para nosotros “El Buen Pastor” y hoy él mismo nos recuerda que somos parte de su rebaño y a él debemos seguir: “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen…”.

El Papa Francisco nos ha dicho en alguna ocasión que deberíamos ser “pastores con olor a oveja”. Esto era lo que reflejaba Jesús en su vida, él supo ser Buen Pastor porque aprendió a vivir como una buena oveja y en medio de las ovejas. En el Evangelio siempre contemplamos al Maestro Bueno en actitud de ayuda, de servicio: curaba enfermos, atendía pecadores, perdonaba pecados, consolaba, alentaba… Esta actitud lo hace merecedor de ese título “Buen Pastor”. ¿Y nosotros, hemos hecho lo mismo? Para ser Buen Pastor, ante todo hay que aprender a ser una buena oveja.

Un Pastor bueno es aquél que se preocupa por sus ovejas. El Evangelio de hoy nos dice que las ovejas siguen a su pastor porque lo conocen. La gente de hoy sabe quiénes son buenos pastores, reconocemos a los que de verdad se preocupan por los demás, especialmente los más necesitados. No podemos olvidar que los pastores no solamente son el Papa, los obispos o los sacerdotes. Todos somos pastores porque todos participamos del anuncio del Evangelio, ese mismo que debemos escuchar para reconocer al “Buen Pastor”, a Jesús.

Un Pastor con olor a oveja es aquél que se ha encarnado en medio de las necesidades de redil. Hoy hay tantas personas que sufren, tantos enfermos, tantos inmigrantes que son asediados y perseguidos, tanta prostitución infantil y trata de personas, tantos que pasan hambre debido a los malos pastores y malas ovejas dedicados a la corrupción, al bachaqueo, al contrabando. La gente conoce a los buenos (pastores y ovejas) y rechaza a los malos (pastores y ovejas). ¡Cuánta necesidad tenemos de parecernos a Jesús, de escuchar su voz y seguirle para no cometer tantos errores!

Pidamos al Señor la gracia de contar con buenos pastores, pero ante todo aprendamos a escuchar la voz de Jesús que nos invita a ser buenas ovejas. El que escucha a Jesús aprende a identificarse con él y luego sabrá mostrar a los demás aquello que ha aprendido.

Oremos por el aumento de las vocaciones a la vida sacerdotal y consagrada, que el Señor nos conceda abundantes vocaciones, y sobre todo santas vocaciones, hombres y mujeres que se preocupen por los demás, por los que están tristes, los que se ríen, los que callan, los que hablan, los malos, los buenos, que nos conceda pastores capaces de dejar a las noventa nueve ovejas bien cuidadas e irse tras la oveja perdida y descarriada.

Seguimos unidos en la oración. Por favor, hoy no dejes de rezar por mí. Pídele al Padre del cielo que me ayude, nos ayude, a ser imagen de su Hijo Jesús, Buen Pastor, capaces de dar la vida por sus ovejas. Feliz día a todos mis hermanos sacerdotes, que Jesús, Buen Pastor, los guíe siempre.

Pbro. Yhoan Horacio Márquez Rosario – Sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal – Venezuela.


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